Mi última clase de anatomía
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2012Autor
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Resumen
A mis diecisiete años ya sabía que había encontrado al amor de mi vida cuando vi por
primera vez en la facultad de medicina a mi profesora de anatomía. Virginia, con apenas
veinticinco años, era quien dictaba las clases en el anfiteatro. Siempre se quedaba hasta tarde
y en muchas ocasiones amanecía allí con “sus seres estáticos”, como decía ella, poniendo
alfileres en los cadáveres para los exámenes de sus estudiantes, organizándolos por sexo o
por edad, abriéndolos y buscando los órganos en mejor estado para ser partidos luego en
pedazos y enseñarnos las particularidades del cuerpo humano. Al final de una clase fui a las
salas de morfología fingiendo que quería estudiar, pero lo que realmente quería era hablar
con ella, conocerla, con la esperanza de que quizá algo podría pasar entre nosotros.
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Fuente del recurso
- La Tercera Orilla; Núm. 8 (2012)
Enlace a este registro en el Repositorio Institucional UNAB
http://hdl.handle.net/20.500.12749/8675
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- Revista Tercera Orilla [259]