Paola Esteban
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2008Author
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Abstract
De noche, el cielo se levantaba como lo único y la pista de baile como el él
mismo. Y Julia la miró y le hizo un guiño con el rostro y la pelirroja, desde
la barra, se acercó a ella, con una bandeja en la mano y con una botella de
Ron Negro.
-Dime
-¿A qué hora sales?
-Como en una hora.
La pelirroja miró su reloj de muñeca. Le sonrió a Julia y caminó hasta otra
mesa. Vio a Julia apagar su cigarrillo, levantarse y marcharse.
¿A dónde habría ido? Bien era cierto que sus horarios estaban
enloqueciendo a la morena. Bien era cierto que apenas si se veían entre
semana y que a pesar de que sus estudios iban bien, la distancia y el
trabajo de Julia le impedían verse siempre. Como ella hubiera querido. Un
siempre que no existía pero que anhelaba.
Source
- La Tercera Orilla; Núm. 2 (2008)
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- Revista Tercera Orilla [271]