Vivir como perro
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2017-11-16Other contributors
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Abstract
Mi oficio no es nada gratificante. Mis compañeros para hacerlo más llevadero, evitan fijarse en sus aterradas
miradas, eso les permite sonreír al terminar la jornada. En cambio yo no, yo sé que soy malo, yo sé que no
merezco ser feliz, y es por eso que siempre me aseguro de mirarles a los ojos, de grabarme sus rostros y que
ellos vean el mío. es lo mínimo que puedo hacer por ellos; que al menos vean el rostro de su verdugo, que
puedan ver que ellos no son los únicos que mueren al apretar el gatillo, que puedan morir con la satisfacción
de haberme hecho miserable.
Source
- La Tercera Orilla; Núm. 10 (2013)
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- Revista Tercera Orilla [259]